- 25 niñas y niños son responsables de llevar banderas en la previa de los partidos de la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA en Santiago de Chile
- La iniciativa es parte del trabajo conjunto de la Fundación FIFA y la ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados
- La FIFA afianza así su objetivo de que el fútbol seauna plataforma de empoderamiento e impacto social para las comunidades más necesitadas
“Si no practico, no voy a llegar a ser futbolista profesional”, dice con ilusión Julio, de 11 años. Él nació en Venezuela, donde el béisbol era su deporte favorito, pero todo empezó a cambiar cuando su familia debió desplazarse a Chile cuatro años atrás. Allí nació su amor por otra pelota, la de fútbol.
Cuando le contaron que había sido seleccionado para entrar a la cancha con una bandera de la FIFA en los partidos de la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA Chile 2025, no lo podía creer. “¡Sentí mucha felicidad porque nunca había estado en un estadio, y conocería a jugadores reales! La primera vez estaba nervioso, había mucha gente, pero también contento, porque me veían mi familia y mis amigos”.
Julio es uno de los 25 niños y niñas que forman parte de una iniciativa conjunta de la Fundación FIFA y la ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados: en la ceremonia previa de cada partido del torneo en Santiago de Chile, 12 de ellos ingresan al campo de juego acarreando las banderas oficiales de la FIFA.
La acción conjunta se basa en el memorando de entendimiento que las organizaciones firmaron en julio de 2023. Allí se formalizó el compromiso compartido de utilizar el fútbol como herramienta de protección, inclusión y oportunidad para las comunidades desplazadas.
Desde entonces, la Fundación FIFA ha trabajado intensamente para ampliar el acceso al fútbol de las personas refugiadas, además de darles espacios seguros para jugar, formación en habilidades para la vida, apoyo psicosocial y vías para una mayor inclusión.
Para la activación puesta en marcha durante la Copa Mundial Sub-20 de la FIFA, ACNUR convocó a dos organizaciones: la Fundación Deporte Libre, que ofrece clases deportivas en plazas y parques de comunidades donde conviven personas refugiadas, migrantes y locales; y la Red de Apoyo Solidario, una organización venezolana creada por personas refugiadas y desplazadas que trabajan por la integración y el desarrollo de sus comunidades en Chile.
En el grupo hay mayormente niñas y niños de Venezuela, pero también de Haití, Bolivia y Chile. Ellos llegan al estadio algunas horas antes de la jornada, ensayan la salida al campo de juego y pasan momentos distendidos en el Centro para Jóvenes, sea jugando al fútbol, al futbolín o sencillamente haciendo amigos, un elemento clave en la integración de las personas desplazadas.
Ángela tiene 12 años, y hace 9 que llegó a Chile desde Haití. Su timidez para hablar no se nota cuando juega al fútbol con los varones. “Conocí el deporte aquí, y me gusta porque me ayuda a alejar el aburrimiento y tener una vida sana”, dice sin alzar la voz. La experiencia del Mundial la tiene maravillada. “Nunca había estado en un estadio y me parece increíble. La emoción de toda la gente se siente en el aire y eso contagia”.
En Chile, ACNUR trata con 2.448 personas refugiadas, 13.366 personas solicitantes de asilo, 1.688 personas en riesgo de apatridia y 660.420 personas desplazados con protección internacional, la mayoría de nacionalidad venezolana.
La ACNUR fue una de las organizaciones que se beneficiaron del Fondo de Legado de la Copa Mundial de la FIFA Catar 2022™. Además, llevó a cabo una campaña conjunta con la FIFA durante la Copa Mundial Femenina de la FIFA 2023™.
La FIFA refuerza así su visión de hacer que el fútbol sea realmente global, diverso e inclusivo, garantizando que el deporte continúe siendo una plataforma de empoderamiento y de impacto social para las comunidades más necesitadas, en sintonía con el objetivo 6 de los Objetivos Estratégicos de la FIFA para el Fútbol Mundial: 2023-2027.