Franco Mastantuono: la nueva gema que siguió con la tradición riverplatense

Franco Mastantuono: la nueva gema que siguió con la tradición riverplatense

El elenco Millonario se quedó con la victoria ante Boca Juniors en el Estadio Monumental, un triunfo que agiganta sus ilusiones de cara a un futuro en el que aparecen el Mundial de Clubes y la Copa Libertadores como grandes objetivos.

River siempre encuentra una respuesta en sus entrañas. Después de haber nutrido a la Selección Argentina campeona del mundo con Julián Álvarez y Enzo Fernández, dos egresados de su academia que hoy brillan en el fútbol europeo, y tras haber vendido a Claudio Echeverri al Manchester City, el Millonario celebró en el clásico frente a su clásico rival con una pincelada para la historia de su última gran joya.

Iban 25 minutos del primer tiempo y el conjunto de Marcelo Gallardo no le encontraba la vuelta al cerrojo defensivo que había trazado Fernando Gago, quien había remodelado su fisonomía con una línea de cinco defensores para protegerse en El Monumental. Fue entonces cuando Franco Mastantuono, el pibe de 17 años que celebrará su mayoría de edad el próximo 14 de agosto, acomodó la pelota para su zurda sin importarle la distancia, el contexto ni el rival.

El desenlace vivirá por siempre en la retina de propios y extraños, un zurdazo imparable que se colgó del ángulo izquierdo defendido por Agustín Marchesín. En la era del fútbol globalizado, su impresionante definición se transformó automáticamente en una pieza del museo viral que alcanzó los rincones más recónditos del mapa. También el nombre de Mastantuono, la nueva gema del universo riverplatense y de un fútbol argentino que no tiene tiempo para llorar despedidas: siempre aparece una nueva ilusión, mientras mira de reojo el Mundial de Clubes como una vidriera inigualable de su talento.

“Lo que pasa ahora con este chico es eso: despierta la atención de los mejores clubes del mundo y no tengo ningún tipo de duda de que se va a ir muy rápido y que va a brillar en el extranjero”. La frase es de Juan Pablo Ángel, quien vistió la camiseta Millonaria entre 1998 y 2000, en una conferencia abierta de la que participó FIFA.com. El colombiano, quien emigró en 2001 al Aston Villa europeo después de anotar 65 tantos en Núñez, conoce bien de cerca la exposición que brinda jugar en uno de los dos gigantes argentinos.

“Eso es River. Tiene una estructura excesivamente robusta, un equipo con todas las características de los mejores europeos en Sudamérica -opina Ángel-. Más allá de los resultados que tenga en el presente, River está en crecimiento, no solo financiero o económico, sino también en resultados, en organización, y en todo lo que está haciendo en infraestructura. Es un ejemplo de desarrollo y de buena administración, desde Sudamérica para el mundo”.

En un fútbol eminentemente de exportación, River es el máximo exponente. En los últimos años, apuntalado por los éxitos continentales de la era de Marcelo Gallardo, vendió por cifras astronómicas a sus prospectos. Julián Álvarez cruzó el continente a cambio de 27.5 millones de dólares para jugar en el Manchester City de Pep Guardiola y Enzo Fernández emigró al Benfica, que desembolsó 18 millones de dólares por su traspaso: meses después, ya campeón del mundo, se fue al Chelsea en una operación por más de 100 millones.

Los Ciudadanos decidieron ejecutar también la cláusula de salida a Claudio Echeverri, quien se lució especialmente con la camiseta juvenil de la Selección en el Mundial Sub-17 de Indonesia, en una operación cercana a los 25 millones de euros. El Diablito, quien actualmente entrena bajo las órdenes de Guardiola e incluso fue convocado al primer equipo, está dando sus primeros pasos en el Viejo Continente. Parece inevitable que Mastantuono, quien debutó oficialmente con la banda riverplatense el 28 de enero de 2024, siga sus pasos.

En el triunfo dominical ante Boca, correspondiente a la 15ª fecha del Apertura argentino, River volvió a gozar gracias a la producción de sus inferiores. Mastantuono abrió la cuenta y Sebastián Driussi fue el encargado de estampar el definitivo 2-1: a los 44’ de la primera mitad anotó el 2-1 gracias a su insistencia ante Marchesín. Producto de sus fuerzas básicas, fue parte de los orígenes de la gloriosa era Gallardo antes de marcharse al Zenit de San Petersburgo ruso por 20 millones de dólares. Fue una victoria made in Núñez para un River que irá al Mundial de Clubes con la siempre ilusionante intervención de sus inferiores.

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