Con los tantos anotados por Hansel Zapata y el goleador Carlos Peralta, Equidad venció casi sin despeinarse a un muy deslucido Deportivo Santaní
En un duelo en el que no faltaron las emociones, aunque sí mayor público, el conjunto que dirige el profesor Humberto Sierra fue mucho más que un muy opaco Deportivo Santaní (que venía de eliminar en primera fase al Once Caldas) y sacó una importante pero no cerrada del todo ventaja pensando en el duelo de vuelta, todo buscando el sueño de meterse a los octavos de final de la Copa Sudamericana.
Un comienzo algo opaco entre colombianos y paraguayos, quienes no cedían muchos espacios, más allá que los capitalinos no se quedaban con una sola manera de avanzar, abrieron la cancha e intentaron pases largos e incluso con bastante trámite de la pelota.
No fue hasta el minuto 25 que el elenco local empezó a sentirse más a gusto en la gramilla del Campín y se intentó animar principalmente con su hombre «enlace», el ex Santa Fe Armando Vargas, que se juntó con los demás de la línea de volantes, en especial con Stalin Motta y Hansel Zapata (hoy no como un extremo neto) y generó peligro al pórtico del Santaní.
Sin embargo entre intento e intento, con el cuadro guaraní buscando refugiarse y no exponerse demasiado, al minuto 28 llegó una buena chance para ellos, tiro libre desde la derecha que al final rechazó bien de cabeza Pablo Lima, que se la cedió a Armando Vargas quien dominó en dos tiempos, contemporizó y vio bien a Hansel Zapata picando por la izquierda por lo que se la entregó de gran manera y este como si estuviera en competencia de los 100 metros corrió a toda velocidad, se acomodó y le pegó bien al esférico para poner el primero del juego.
Tras esto los locales no cedieron mucho, vieron como se ordenaba de mitad de cancha hacia su arco los paraguayos, sin demasiada oportunidad para ejercer siquiera contras y le cedieron el control de la pelota a los verdes bogotanos, que incluso siguieron intentando por medio de Armando Vargas y especialmente buscando a través de los tiros de esquina cortos una oportunidad para la sopresa. Con ventaja «aseguradora» se fueron al descanso.
El complemento nuevamente tuvo un dominador con claridad, el conjunto bogotano, que más allá de no imprimir todo en ataque como se mostró en la primera mitad, de a pocos siguió insistiendo con sus hombres del medio, quienes hoy entre lujos, gambetas y mucha claridad fueron los que ofrecieron el espectáculo en un casi vacío estadio El Campín, que más allá de la asistencia, los hinchas locales no defraudaron apoyando a su equipo.
Durante este segundo tiempo de nuevo los capitalinos por medio de sus hombres con buena pegada como Armando Vargas y el uruguayo Matías Mier tuvieron un par de ocasiones, pero quizás la más clara y que por fortuna para los paraguayos, que demostraron muy poco respecto al duelo que disputaron en Manizales hace semanas y donde eliminaron al Once Caldas,la tuvo el volante charrúa que desenfuindó un zurdazo al minuto 55 que dejó temblando el palo izquierdo del portero visitante que respiró ante esa increíble pelota que no terminó en el fondo de la red.
Sin embargo, cuando el conjunto paraguayo estaba empezando a tocar y a generar algo más, llegó una jugada clásica de los dirigidos por Humberto Sierra, arrancando desde su arco con el saque de Novoa, que encontró por la izquierda a Hansel Zapata, este se la cedió a Stalin Motta quien de primera y englobada hacia adelante se la devolvió, se buscó su espacio y envió el centro para que de primera llegara el goleador (que andaba algo apagado hoy) Carlos Peralta que resolvió tranquilo con la pierna derecha y estableció al minuto 66 el segundo y cerró practicamente el juego, además de apagar la ilusión del elenco del Paraguay.
Con ventaja de dos anotaciones y un juego que fue incluso vistoso se va Equidad buscando mantener su ventaja y sacar un resultado apto dentro de ocho días en la capital paraguaya, donde el Santaní buscará dar la vuelta a la serie, mientras que el equipo verde de Bogotá no quiere perder la ilusión de verse en la siguiente fase de la «Otra mitad de la gloria».
