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LEGADO PARA LA ETERNIDAD: GABRIEL OCHOA URIBE

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Su presencia se ha ido pero el legado y el nombre de Gabriel Ochoa Uribe ocupa un sitial de honor en la historia del fútbol colombiano. Primero como jugador y luego como entrenador, demostró el arte de ganar y vencer al mando de equipos que hoy, a casi 30 años de su retiro de la actividad, guardan un lugar muy especial en el corazón y la retina de los aficionados.

 

Lo dicen todos los que lo acompañaron, desde quienes jugaron bajo su mando de los años 50 a 72 con Santa Fe y Millonarios, hasta los que se destacaron en las décadas del 80 y 90 con América de Cali. Difícilmente en el fútbol colombiano podría haber un entrenador más meticuloso, riguroso y estricto que el médico Gabriel Ochoa Uribe, fallecido este sábado en Cali, y con toda certeza, uno de los argumentos para haberse convertido hasta hoy en el entrenador más exitoso de la historia de nuestro fútbol.

 

Nacido el 20 de noviembre de 1929, Ochoa como jugador se desempeñó en la posición de arquero obteniendo 4 títulos con Millonarios. Hizo parte de la nómina del famoso y reconocido «ballet azul» que sería destacado como uno de los mejores equipos del mundo en la década de los 50.

 

Apenas se retiró de su carrera como futbolista, tomó la decisión de estudiar y graduarse como médico pero eso no lo llevaría a dejar de lado su verdadera pasión que era el fútbol, por eso, se preparo como entrenador.  De nuevo, el conjunto embajador sería la institución, la cual, le daría la oportunidad de iniciar su carrera en la dirección técnica en el año de 1957. En su nueva etapa tardó apenas dos años en conseguir su primera estrella, la cual festejó en 1959. En Millonarios tuvo cuatro ciclos que duraron de dos a cinco años. Además de esto, la experiencia en el equipo embajador le permitió llegar a la Selección Colombia en 1963.

Con el equipo embajador estuvo en los siguientes ciclos: 1957-1960, 1961-1963, 1970-1975 y 1977.

Después de Millonarios, el doctor Ochoa estuvo en Santa Fe, donde actuó como entrenador durante tres años 1965 a 1968. Con la escuadra cardenal consiguió el título de 1966 y después de este paso, que ya lo acreditaba como uno de los mejores de la historia, llegó su etapa más gloriosa, en la que llegó a América de Cali para mantenerse al frente del equipo escarlata entre 1979 y 1991, incluyendo un nuevo paso por la Selección Colombia.

Con América consiguió un total de ocho títulos, el último de ellos en 1990 y luego de perder tres finales consecutivas de Copa Libertadores (1985-1987), hecho que lo convirtió en el máximo entrenador de la historia del club, uno de los grandes ídolos de la afición y un hombre que con el conjunto rojo vallecaucano alcanzó su mejor versión.