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Las claves de la paupérrima gestión de Jesurún

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Luego de perder frente Argentina, las aspiraciones del seleccionado Colombiano de llegar a la gran cita mundialista se reducen significativamente. La “Tricolor” depende de un milagro para soñar con Catar 2022. A las afueras del camerino Colombiano se rumora que la actitud de los jugadores es escasa, o que la táctica de Rueda está lejos del fútbol actual. Sin embargo, la raíz del problema germina y se desarrolla en las entrañas de  la infame dirigencia de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF), donde el nombre de Ramón Jesurún Franco (actual presidente de la Federación Colombiana de Fútbol) suena y resuena en las antípodas del fútbol suramericano.

Jesurún, es un hombre locuaz en su hablar que hechiza a cualquiera con su tono y parla; ama  los clásicos del “Rock” como al fútbol y, desde hace más de cinco años está a la cabeza de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF), y la Vicepresidencia de la Confederación Sudamericana (Conmebol). En el preludio de su vida laboral, gracias a los buenos lazos que estableció con los cabecillas políticos Pedro Martín Leyes, Pipo Carbonell McCausland y el mandamás y señor de Barranquilla Fuad Char: alcanzó los cargos directivos del Junior de Barranquilla y la Corporación Financiera de Transporte (CFT), de cuya entidad no salió muy bien librado, luego del ruidoso caso donde estuvo implicado por presuntos manejos irregulares.

La Federación no ha sido un dato menor, pues, su gestión ha estado involucrada por múltiples escándalos y desaciertos que dejan entrever las claves de su hecatombe administrativa: Una que tuvo sus primeros “descaches” en la reventa de boletas del año 2018: caso donde Jesurún y su tropa de infractores (Luis Bedoya, Alvaro González) se embolsaron unos 13 mil millones de pesos, y del que el dirigente se niega a aceptar alegando que “es inocente y que va a pelear esa decisión”. A pesar de la sanción impuesta por la SIC a la Federación, parece ser que los aliados de la cresta del poder político y judicial Colombiano del Jerarca barranquillero son más influyentes que la verdad y la justicia. Para más inri, desde hace meses Jesurún viene siendo investigado por la Fiscalía General de la Nación y su Unidad de Lavado de Activos, por una adquisición de dineros de dudosa procedencia y blanqueo de capitales.

Por todo esto, es que la imagen del máximo ente del deporte Colombiano se ha denigrado; el hincha y la nación han de quedarse con una representación adecuada de la Federación, sin embargo, la directiva y, principalmente Jesurún, son quienes perjudican ese ideal. Más aún, cuando se desentienden de lo deportivo fichando a entrenadores como Queiroz que, se distancia a kilómetros de la identidad e idiosincrasia del fútbol Colombiano. Además, de no abogar por un proceso generacional, que se constata en los pobres resultados de las selecciones juveniles de Colombia en Suramericanos, Pre Olímpicos y mundiales sub-20 y sub-17.

El hombre de las mil amistades y fiel discípulo de Fuad Char no promete como presidente, y triste, pero cierto, seguirá durante un largo tramo como el absoluto y único dirigente de la Federación Colombiana de Fútbol, pues sus aliados trazan el ir y venir del futuro en Colombia.