Más funcionamiento en lo colectivo, mayor porcentaje de llegadas al arco contrario y un equipo con más entrega fueron de las principales características del inicio del ciclo de Harold Rivera, aunque la gran deuda sigue en pie y es la falta de gol
Sin duda alguna el empate que consiguió Independiente Santa Fe el domingo frente a Patriotas en un duelo que careció de goles, pero pareció poco para el cuadro capitalino, que fue insistente y se aproximó en un buen número de ocasiones al arco defendido por Eder Chaux (a priori figura del partido), dejando en la hinchada cardenal un aire de posibilidad para la recuperación, quizás hasta dándole algo de razón a lo que señaló días atrás el nuevo presidente del club, Eduardo Méndez, quien había señalado que «cualquier otro técnico lo haría mejor que el propio Patricio Camps» y la realidad es que con este resultado Rivera ya igualó al ahora ex entrenador cardenal.
En torno al desarrollo del encuentro el primer tiempo, sin dudas, ha sido de lo mejor que ha mostrado este Santa Fe en mucho tiempo, fue preciso en el tema de los pases, no se dejaba presionar ante un muy opaco Patriotas, lograba armar jugadas y sobre todo, se le notaban las ganas de querer llevarse desde temprano los 3 puntos, que eso sí, hubieran sido muy vitales sin duda alguna porque la situación, en definitiva, no apremia en lo absoluto.
Para el complemento Santa Fe, cedió más espacios, dejó acomodarse al elenco visitante, aunque ojo, sin perder el rumbo de aquello que ha pregonado durante los últimos días su nuevo timonel, el profesor Harold Rivera, quien ha mencionado en numerosas entrevistas que quiere un equipo ordenado, que sepa defender pero sobre todo que sea punzante en al momento de atacar, hecho que se evidenció bastante en el cuadro «albirrojo».

La actitud no se negocia, dicen aquellos románticos del fútbol, pero sin duda alguna y a pesar de lo mostrado por este Santa Fe en la última jornada, que hay que decirlo, demostró mucho más de lo que quiso o por lo menos intentó «plasmar» Patricio Camps, aunque ambos y, eso sí, entendiendo la diferencia de circunstancias, quedan con la deuda más grande, el ganar y más aún la del gol, un suceso que Santa Fe no siente o no percibe desde el semestre anterior, hecho que a pesar de la muy notable mejora y la idea que poco a poco quiere inducir a su plantel Harold Rivera, esas oportunidaes (como las que se dieron ante Patriotas) no se pueden desperdiciar, hay que seguir buscando la medida de cara al gol, esa manera de transformar «lo que pudo ser» en fervoroso y muy necesario grito de GOL.

Por lo demás parece que la gran tarea en la que deberá trabajar el recién llegado estratega cardenal será eso, la definición, que deberá complementar con factores precisos, como mantener esa posesión del balón en gran porcentaje, hecho que le podría incluso permitir desenvolverse de manera más óptima, junto a los retrocesos, sin dejar tanto espacio, cuidando más la parte defensiva de sus laterales, que igual saben proyectarse al ataque, por lo que encontrar ese equilibrio será vital, junto a alguien que sepa ponerse en esa piel de un verdadero pasador, que aguante y que pueda surtir a quien esté en el frente de ataque, eso sí, sin dejar de lado que necesita a como de lugar recuperar aquellas características que bien supieron contribuirle al equipo no hace mucho, como la explosividad, el juego aéreo y la pelota quieta.
Grandes y complicados retos se le vienen a este Santa Fe, que deberá primero buscar revertir el marcador ante Atlético Nacional en los octavos de final de la Copa Águila como local, posteriormente visitar al Junior el fin de semana y recibir, días después, la visita del América de Cali en un verdadero clásico de rojos, 3 choques que deberán poner a prueba las intenciones de Harold Rivera bajo el comando del león capitalino y buscar, a como de lugar, que los cardenales salgan a flote de una situación bastante particular.